miércoles, 27 de diciembre de 2017
lunes, 18 de diciembre de 2017
jueves, 14 de diciembre de 2017
Legado Cantú
La memoria mural
de Federico Cantú Garza
Adolfo Cantú Colección Cantú y de Teresa
Federico Cantú es uno de los pocos pintores que a pesar de pertenecer al grupo de los grandes maestros de la plástica mexicana del siglo XX su iconografía perma- neció distante y no cedió al incansable acoso de las posturas de la llamada “mexi- canidad”. El mismo Federico afirmaba que dentro de su obra podríamos encontrar una extensa variedad de corrientes espirituales de diferentes estilos. Sin embargo, su legado advierte un sello muy personal..............
Vida y muerte de Arlequín, 1930.
de Federico Cantú Garza
Adolfo Cantú Colección Cantú y de Teresa
Federico Cantú es uno de los pocos pintores que a pesar de pertenecer al grupo de los grandes maestros de la plástica mexicana del siglo XX su iconografía perma- neció distante y no cedió al incansable acoso de las posturas de la llamada “mexi- canidad”. El mismo Federico afirmaba que dentro de su obra podríamos encontrar una extensa variedad de corrientes espirituales de diferentes estilos. Sin embargo, su legado advierte un sello muy personal..............
En Cantú, la mexicanidad es universal y para entender todo este laberin-
to iconográfico, el artista retoma una de las frase que discutió en el café de La
Rotond, con su amigo y protector Alfonso Reyes durante su larga estadía en
Montparnasse de 1924 a 1934: “la única manera de ser provechosamente nacio-
nal consiste en ser generosamente universal” y agregaba “pues nunca la parte se
entendió sin el todo”.
Federico Heraclio Cantú Garza, mejor conocido como Federico Cantú, nació el 3 de marzo de 1907 en Cadereyta de Jiménez, Nuevo León. Cantú personifica uno de los más sorprendentes artistas del pasado siglo. Su obra encaja dentro de tres grandes escuelas del siglo XX: la Escuela de París, la de Nueva York y la Mexicana de Pintura, por ello se desprenden obras que abordan la comedia del arte, la mito- logía, la obra sacra, el retrato, los pasajes histórico-mitológicos y un sinnúmero de obras basadas en las grandes oratorias y óperas del extenso barroco europeo.
Fue un virtuoso del buril, el cincel y el pincel. Federico dominó con la misma maestría, el arte de caballete como la pintura mural, que conocemos.
En este recorrido, intitulado Memoria mural, Cantú recuerda en una entrevista de 1985 cómo a su temprana edad, viviendo con su madre la escritora Luisa Garza (Loreley), en San Antonio, Texas, ya estaba pintando en los pizarrones de la escuela. Entre sus temas estaban la natividad y pasajes de la historia de Estados Unidos.
Federico Heraclio Cantú Garza, mejor conocido como Federico Cantú, nació el 3 de marzo de 1907 en Cadereyta de Jiménez, Nuevo León. Cantú personifica uno de los más sorprendentes artistas del pasado siglo. Su obra encaja dentro de tres grandes escuelas del siglo XX: la Escuela de París, la de Nueva York y la Mexicana de Pintura, por ello se desprenden obras que abordan la comedia del arte, la mito- logía, la obra sacra, el retrato, los pasajes histórico-mitológicos y un sinnúmero de obras basadas en las grandes oratorias y óperas del extenso barroco europeo.
Fue un virtuoso del buril, el cincel y el pincel. Federico dominó con la misma maestría, el arte de caballete como la pintura mural, que conocemos.
En este recorrido, intitulado Memoria mural, Cantú recuerda en una entrevista de 1985 cómo a su temprana edad, viviendo con su madre la escritora Luisa Garza (Loreley), en San Antonio, Texas, ya estaba pintando en los pizarrones de la escuela. Entre sus temas estaban la natividad y pasajes de la historia de Estados Unidos.
lunes, 4 de diciembre de 2017
Federico Cantú 1907-1989
Agnus Dei
La doctrina cristiana sostiene que el Hijo de Dios, Jesucristo, escogió sufrir la crucifixión en el Calvario como un signo de su total obediencia a la voluntad de su divino Padre, como un «agente y servidor de Dios». El concepto cristiano de un Cordero de Dios se basa muy libremente en el judío Korbán Pésaj, que no tiene nada que ver con el sacrificio humano ni con el pecado de ninguna manera. En la teología cristiana, el Cordero de Dios es considerado como fundamental e integral para el mensaje del cristianismo.
El título «Cordero de Dios» es ampliamente utilizado en las oraciones cristianas, y «Agnus Dei» es utilizado como una parte estándar de la misa católica, así como las liturgias occidentales clásicas de las Iglesias anglicana y luterana. También se utiliza en la liturgia y como una forma de oración contemplativa. El «Agnus Dei» también forma una parte de un fragmento musical de la misa.
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